Prevención, sexualidad y feminidad ¿cuándo hay que empezar a pensar en nuestra salud más íntima? Para responder a nuestras preguntas hemos pensado en Ambra Garretto
Quién es ella: ginecóloga, obstetra y ecografista. Aunque ante todo se define a sí misma como «mujer y madre», también es una médica o doctora que, partiendo de su experiencia como mujer y madre, intenta entender, apoyar, animar y curar a mujeres y madres.
Su punto fuerte es la relación «especial» y la empatía que, unidas a una constante profesionalidad, establece con sus pacientes. Tras licenciarse con honores, se especializa en obstetricia y ginecología en el Hospital San Paolo de Milán. Entrevistamos a Ambra Garretto, #influencerdecultura en temas que abarcan desde la obstetricia y la ginecología hasta la infertilidad en todas las etapas de la vida de la mujer.
Desde hace unos años se habla cada vez más de la prevención, ¿qué podemos hacer al respecto?
Creo que la prevención debe convertirse en el «modus vivendi» de los próximos años. En primer lugar, una prevención primaria. Evitar las enfermedades mediante un estilo de vida saludable y controles periódicos es el objetivo que deberíamos perseguir y enseñar a nuestros hijos. La prevención es una forma de cultura que puede aplicarse a cualquier ámbito de la vida y de mi disciplina.
Pongo un ejemplo: ya existe una prevención de la enfermedad por parte del adulto en la vida fetal, en lo que ingiere la madre y en los kilos ganados durante el embarazo. Existe prevención de la fertilidad en las actitudes sexuales de los adolescentes y de los adultos jóvenes, y así sucesivamente. Y existe prevención en los controles periódicos, los cuales permiten, eventualmente, descubrir una enfermedad en sus estadios iniciales y poder curarla. En este caso, se habla de prevención secundaria.
¿Qué métodos se pueden poner en práctica en las mujeres más jóvenes para protegerlas de un posible bulto en los senos?
Simplemente educarlas para que conozcan sus senos. Enseñarles cómo realizarse una autoexploración y revisarlos siempre en la visita ginecológica o en la cita rutinaria con su médico habitual. Recordar los plazos correctos de las ecografías preventivas, aunque no existan síntomas o dudas tras la autoexploración.
¿La ecografía de mama puede ser útil para prevenir los tumores de pecho?
Toda mujer mayor de 30 años puede llevar a cabo una correcta prevención oncológica de mama mediante una ecografía anual. Me gustaría señalar que la ecografía en esta zona es una de las más difíciles de realizar, por lo que es fundamental ponerse en manos de personas expertas. A mis pacientes menores de 30 años les enseño cómo deben hacerse una correcta autoexploración de los senos y pezones.
¿Qué consejos daría a la comunidad Abiby en cuanto a prevención?
Enseñar a las niñas desde pequeñas para que practiquen la prevención desde jóvenes. Aplicarla en los pequeños detalles cotidianos y someterse a controles médicos de «screening» con regularidad. En mi opinión, no hay nada más satisfactorio que ser artífices de nuestra propia salud en la medida de lo posible.
Tumores en los senos y lactancia: ¿existe alguna relación entre ellos?
Existen numerosas evidencias científicas que demuestran cómo las mujeres que han dado el pecho a sus hijos, sobre todo durante un largo periodo de tiempo, están más protegidas frente al tumor de mama que aquellas que no han estado embarazadas o no han dado el pecho. Obviamente no es necesario generalizar o preocuparse si no se han tenido hijos, pero es importante conocer las estadísticas para prevenir.
Hablemos de sexualidad: a día de hoy, ¿cuáles son los métodos anticonceptivos más seguros?
Tenemos que distinguir entre métodos seguros para la salud y seguros desde el punto de vista estrictamente anticonceptivo. Para prevenir la aparición de enfermedades de transmisión sexual, que además de ser molestas pueden comprometer la fertilidad en el futuro, el método más adecuado es el preservativo, siempre y cuando se utilice correctamente desde el principio hasta el final de la relación. Aunque seguramente no sea lo mismo desde el punto de vista anticonceptivo, mi método favorito, ya que es extremadamente cómodo y seguro, es el DIU hormonal con progesterona y también los anticonceptivos estroprogestágenos; si se toman cada día a la misma hora y no existen problemas de mala absorción, resultan muy seguros.
Hoy en día todavía existen numerosos tabúes en torno al sexo, ¿cuál cree usted que es el motivo? Y, de ser así, ¿cuáles son?
Actualmente existen INFINIDAD de tabúes en torno al sexo. Todavía no tengo claro el motivo. Se habla de temas considerados «delicados», pero que forman parte de la vida cotidiana. Son tabúes cuyo origen podría estar en la idea del sexo como un instrumento destinado solo a la reproducción y no también al placer. Lo cierto es que solo son tabúes porque crecemos con la idea equivocada de que no debemos hablar de ello, como si fuesen cuestiones de las que avergonzarse, así que volvemos a caer en el mismo error, con consecuencias sobre nuestra salud y nuestra propia tranquilidad.
Creo que también es conveniente concienciar, sobre todo a los jóvenes, sobre temas que pueden resultar incómodos: como el sexo anal, por ejemplo, o sobre algo tan trivial como puede ser la sequedad vaginal, que han sido vistos durante mucho tiempo como algo que esconder o de lo que avergonzarse. Es conveniente ofrecer la posibilidad de tomar decisiones conscientes y médicamente correctas, sin juicios.
Lubricantes y sexo, se habla poco de ellos pero son útiles para recuperar la intimidad con la pareja.
¡Adoro los lubricantes! Resultan útiles a todas las edades y se usan sin prejuicios en la pareja. Pueden ser un verdadero instrumento de placer compartido. Durante mucho tiempo, las mujeres se han avergonzado de una determinada afección: la sequedad vaginal. Se convierte en algo fisiológico en determinadas etapas de la vida, como por ejemplo en el postparto, en las mujeres que toman anticonceptivos orales y en las mujeres con menopausia. El uso de productos humectantes durante el acto sexual aumenta el placer de la pareja y evita que la mujer se avergüence de una afección que normalmente no puede controlar.
