El polvo es uno de los cosméticos más antiguos: gracias a su capacidad de opacar la piel, las mujeres siempre lo han utilizado para lucir un cutis impecable. Aunque pueda parecer un aspecto anacrónico y poco actual del maquillaje, no obstante, cumple una función que aún hoy es difícil de reemplazar: matizar la tez y fijar la base de maquillaje aplicada anteriormente. El nacimiento del polvo facial se pierde en las brumas del tiempo, como sugiere el propio nombre, que deriva de la isla de Chipre que, en la cultura de la Antigua Grecia, se consideraba el hogar de Venus, la diosa de la belleza. De hecho, no es casualidad que el polvo facial se asocie a la divinidad más seductora del panteón, ya que -al igual que ahora- cumple la función de hacer irresistible el rostro de quien lo lleva.
Antes de pasar a su uso, es fundamental comprender la diferencia entre polvo, base compacta y rubor facial. La base (disponible en formulación líquida, semilíquida o compacta) tiene la función principal de uniformizar la tez. El rubor, en cambio, se aplica después de haber utilizado tanto la base como el polvo ya que su función principal es precisamente dar color a la tez; en su variante iluminadora también puede ayudar a iluminar el rostro al centrar la atención del espectador en determinados puntos como, por ejemplo, los pómulos. Finalmente, el polvo se utiliza para fijar la base y hacer que el rostro sea aún más uniforme y sobre todo opaco.
Para que se utiliza el polvo
El polvo siempre ha cumplido la tarea de aclarar y uniformar la piel y, por ello, es un producto cosmético que siempre ha estado de moda. Además de este primer uso, también puede ayudar a todas aquellas personas que tengan la piel brillante y que deseen, por el contrario, matizarla.
Para lograr este objetivo, se han estudiado y producido dos formulaciones en polvo:
- Polvo suelto: perfecto para fijar bases de maquillaje líquidas o cremosas ya que tiene una mayor capacidad de cobertura. Se adapta sin dañar las pieles mixtas o grasas ya que combate eficazmente la “grasa” de la epidermis (que se puede reducir al mismo tiempo cuidando la piel a diario con exfoliantes y mascarillas específicas). Entre los más aptos del mercado, los polvos faciales Deborah tienen un notable efecto matificante;
- Polvo compacto: es más adecuado para usos pequeños y rápidos durante el día, como un retoque antes de una reunión o una cita. Gracias a su formulación más ligera tiene un efecto transparente y, por ello, es utilizado por los maquilladores para definir los rasgos del rostro.
A la luz de esta distinción, surge la pregunta: ¿cómo elijo el polvo adecuado para mi tipo de piel? Un primer aspecto a tener en cuenta es evidentemente el efecto que quieres conseguir: tanto si se busca un efecto luminoso como si se prefiere uno mate, el polvo es el indicado. Además, si se posee una piel mixta o grasa, el polvo es el producto que puede ayudar a tener un maquillaje duradero y evitar el temido efecto “bola de billar”.
No existe ningún tipo de piel que no pueda encontrar el polvo de sus sueños: la variedad de productos disponibles en el mercado, desde los profesionales hasta los menos profesionales, pero de calidad igualmente excelente, garantizan un amplio surtido y una amplia variedad de productos y herramientas para aplicarlos. Este último se puede dividir principalmente en dos categorías:
- Brocha para polvos: indicada para polvos compactos, consta de cerdas cortas y compactas para obtener un efecto mate, o más largas para un resultado más ligero;
- Esponja: práctica y fácil de lavar, es ideal para polvos compactos que se pueden aplicar en el rostro con un suave “golpecito” sobre el producto.
- Existe también una tercera alternativa que implica una primera aplicación con el pincel y una segunda pasada con la esponja humedecida: de esta forma se maximiza el efecto fijador del polvo.
Otro aspecto que no debe pasarse por alto en la elección del polvo es el color: debe recordarse que su función principal es opacar y fijar los productos aplicados previamente en el rostro. Por este motivo, si se desea utilizar para fijar el corrector en la zona del contorno de ojos -para cubrir las ojeras- se deberá elegir un tono amarillo: de esta forma se consigue un efecto cubierto y fijador.
Por el contrario, si se desea usar en la zona T (frente, nariz, mentón) habrá que optar por una tonalidad más cercana a la tez para que se superponga a la base utilizada. Si, por el contrario, se desea utilizar un polvo con efecto iluminador (y por tanto aplicarlo especialmente en la zona de los pómulos) puede optarse por un color un poco más rosado.
Por último, debe recordar que, aunque el polvo sea un producto que no se debe utilizar en todas las circunstancias, hay algunos en los que es absolutamente imprescindible:
- Cuando la base o el corrector no se seca: en este caso el polvo, gracias a su poder absorbente, es capaz de ayudar a evaporar y fijar el componente líquido del producto que haya utilizado anteriormente.
- Piel brillante: si su piel se vuelve brillante durante el día, además de utilizar mascarillas faciales específicas, puede prevenirlo aplicando una ligera pincelada de polvo por la mañana. De esta manera su piel permanecerá opaca hasta la noche.
- Sombra de ojos o corrector entre arrugas: si ha notado que los productos aplicados no son uniformes en el rostro debido a los pliegues naturales de la piel (líneas de expresión), puede utilizar el polvo que le dará un efecto suavizante. En este caso, recuerde utilizar el rubor en las mejillas para que la tez no parezca “plana”.
- Maquillaje muy elaborado: si se prepara para una gran ocasión que requiere un maquillaje especialmente estudiado, deberá asegurarse de que todas las capas que aplicará en el rostro tengan un buen sellado; en este caso concreto, puede aplicar el polvo después de la base y antes del bronceador. El polvo también es un elemento fundamental para determinadas técnicas de maquillaje, como el baking, o para crear pecas falsas, ¡que realmente se han hecho muy populares en la última temporada!
Diferentes tipos de polvos faciales
Además de la distinción basada en el material, es posible clasificar el polvo en función del efecto que se puede obtener gracias a su uso:
Polvo iluminador
Si posee una tez apagada, este tipo de cosmético es lo que necesita para obtener un nuevo look. Es una formulación especialmente diseñada para hacer el rostro casi opalescente, dando reflejos sorprendentes, pero siempre naturales.
Polvo matificante
Es perfecto para quienes desean enmascarar los poros dilatados o los puntos negros en la zona T con un efecto natural y no demasiado opaco. ¿El secreto para aplicar correctamente este producto? Utilice un cepillo de cerdas largas. El polvo matificante gracias a su pigmentación específica no solo uniformiza la tez al fijar la base aplicada, sino que además tiene un efecto sebo-absorbente que te ayudará a eliminar el efecto brillante.
Polvo transparente
¿Para qué se utiliza el polvo blanco (nombre por el que se conoce mejor al polvo transparente)? Gracias a su formulación es utilizado por los maquilladores como acabado de numerosos maquillajes, especialmente cuando son especialmente complejos y requieren la aplicación de múltiples productos.
Independientemente del tipo de polvo que decida utilizar, existen reglas de oro para que el resultado sea máximo:
- Al igual que con los bronceadores con color, incluso el polvo debe aplicarse en pequeñas cantidades para que se extienda uniformemente sobre la piel sin crear grumos o peor aún, manchas.
- No soplar sobre la brocha: aunque puede parecer una buena idea eliminar el exceso de producto, es una práctica contraproducente ya que crea el riesgo de humedecer las cerdas de la brocha, comprometiendo la calidad del polvo.
- Para asegurarse de usar solo la cantidad de polvo que necesita, puede golpear ligeramente el mango del cepillo luego de tomar el producto y luego distribuirlo en su cara.
- Si ha decidido utilizar la brocha, deberá realizar grandes movimientos circulares por toda la mejilla para que el efecto iluminador sea homogéneo.
- Evite el polvo que no se adapte a su tipo de piel: por ejemplo, si tiene la piel brillante, evite usar un polvo iluminador o con purpurina en la zona T ya que el efecto podría ser diametralmente opuesto al deseado.
- Para que el polvo tenga su efecto es fundamental tener una piel limpia y sana: ha de tener en cuenta que este producto puede ocultar todas las imperfecciones o impurezas de la piel. Las llamadas “ceras” (gruesas capas de maquillaje fijadas con polvos) no ayudan a la epidermis, todo lo contrario, dificultan su transpiración natural provocando el nacimiento de desagradables espinillas. Por ello, aunque el polvo matificante pueda ser un aliado precioso, ¡no abuse de él y su piel se lo agradecerá!
